domingo, 23 de agosto de 2015

GUERRA SUCIA CONTRA LOS PUEBLOS DEL MAÍZ

LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS TIENEN UN NIVEL HASTA
200 VECES MÁS ALTO DE LOS RESIDUOS DE GLIFOSATO,
QUE OMS DECLARÓ CANCERÍGENO EN ESTE MARZO 2015.


 Escribe 
SILVIA RIBEIRO (*)
 Columnista en Periodico
“La Jornada” de México 
22 de Agosto 2015

(*) SILVIA RIBEIRO – Escritora. Periodista. Militante ambientalista. Directora para América Latina del Grupo ETC y trabaja en la oficina de México.. Ha sido periodista y coordinadora de campañas en temas ambientales. Especialista en cambio climático. Escribe sobre biotecnología y agro negocios. Impactos de los transgénicos; concentración corporativa, propiedad intelectual, el papel de la ciencia y las nuevas tecnologías y sus peligros. Ha dicho: “Es grave e irresponsable el intento de FAO de legitimar los transgénicos como solución al hambre y la crisis climática”. 


El 19 de este mes, el juez Francisco Peñaloza, del juzgado décimo en materia civil, canceló medida precautoria que desde hace dos años suspendió la siembra de maíz transgénico en México ante demanda
colectiva por los daños que ese maíz causa a la biodiversidad y la salud. La forma en que el juez tomó la decisión, ignorando argumentos de  científicos independientes, pero sí basándose en dichos de Monsanto, es otro escalón en la guerra sucia contra el maíz campesino y los pueblos del maíz. En sincronía con eso, las trasnacionales de transgénicos desataron una campaña en la prensa asegurando que estaba liberada la siembra. Como denunció René Sánchez Galindo, abogado de los demandantes, Monsanto inició una nueva campaña de mentiras, ya que es falso que la siembra de maíz

transgénico estuviera liberada. Las mentiras de la empresa de transgénicos no se limitan sólo a los aspectos legales de la demanda. Dedican mucho tiempo y recursos a falsear datos para ocultar lo que realmente pasa con los transgénicos en los países donde su siembra es masiva, como Estados Unidos, país sede de Monsanto. La realidad, basada en estadísticas oficiales de ese país durante casi dos décadas  muestra que los transgénicos son más caros que los híbridos que ya existían, que en promedio su rendimiento es menor y que han provocado un


aumento del uso de agrotóxicos, con efectos devastadores en suelos, agua, y surgimiento de más de 20 super malezas resistentes al glifosato. La industria afirma que el maíz manipulado con la toxina Bt disminuyó el uso de agrotóxicos, pero omite explicar que las plagas se han ido haciendo resistentes al Bt, y que luego de una inicial disminución, el uso de agrotóxicos ha ido aumentado cada año. Por ello, las empresas están abandonando la venta de semillas de maíz Bt, para vender maíces transgénicos con rasgos apilados, o sea junto a Bt, tolerantes a uno o más herbicidas de alta toxicidad, como glifosato, glufosinato, dicamba y hasta 2,4-d, con lo cual el aumento del uso de tóxicos se multiplica vertiginosamente. Las empresas dicen que es

posible la coexistencia de maíz transgénico con el campesino. Existen  estudios científicos  que pruebran lo contrario: donde hay cultivos transgénicos, siempre habrá contaminación, sea por el polen llevado por viento e insectos (a distancias mucho mayores de las previstas por las leyes) o por el trasiego en transportes, almacenamiento, puntos de venta, donde no hay segregación de transgénicos y otras semillas. Muchos estudios en México muestran
cientos de casos de contaminación transgénica de maíces campesinos, aun cuando su siembra es ilegal. Legalizar la siembra aumentaría brutalmente esa contaminación que amenaza la biodiversidad y el patrimonio genético agrícola más importante de México, legado por los millones de campesinos e indígenas que lo crearon y lo siguen manteniendo.(….)  Monsanto publicaba en periódicos de Chiapas avisos que advertían que el que usara ilegalmente sus genes patentados en importación, siembra, guarda, comercialización o exportación podría sufrir cárcel y multas mayores. Además instigaban a que si usted conoce alguna situación irregular, se contactara con Monsanto para evitar ser acusado de cómplice. Si no
siguió adelante fue porque no tenía el marco legal para ello, tema que ahora presionan por corregir. Las trasnacionales mienten cuando afirman que los transgénicos son inocuos a la salud. De partida, los cultivos transgénicos tienen un nivel hasta 200 veces más alto de residuos de glifosato, herbicida que la OMS declaró cancerígeno en marzo 2015. Y casi cada mes se publican nuevos artículos con evidencia de daños de los transgénicos a la salud o al medioambiente. Por ejemplo, el 14 de
julio de 2015, la revista científica arbitrada Agricultural Sciences publicó una investigación del doctor Shiva Ayyadurai, muestra que la soya transgénica acumula formaldehído, sustancia cancerígena, junto a una disminución drástica de glutatión, antioxidante esencial para la desintoxicación celular. El estudio analizó 6 mil 497 experimentos de 184 instituciones científicas en 23 países. El estudio pone de manifiesto la invalidez del principio de equivalencia sustancial que se aplica para evaluar transgénicos, alegando falsamente que son equivalentes a los convencionales. Existe gran desconocimiento de cómo la transgenia afecta la biología del maíz y qué impacto tiene en la biodiversidad y en la salud de la población de México, donde el maíz se consume más que en ningún otro país.  

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