LOS
PUEBLOS INDÍGENAS EN AMÉRICA DEL SUR PROMUEVEN
UN
PROYECTO ARRIESGADO PERO POSIBLE: PONER LÍMITES
A
LOS GOBIERNOS SOBRE TODO SI SE DICEN
POPULARES
COMO SE PROCLAMAN EN VENEZUELA, ECUADOR Y BOLIVIA
Escribe
HERMANN BELLINGHAUSEN (*)
Fuente “La Jornada” de México
Lunes 5 de Octubre 2015
(*) HERMANN BELLINGHAUSEN (Ciudad
de México, 1953) Estudio medicina, aunque actualmente se desempeña como
periodista free lance, narrador, poeta y editor mexicano. Graduado en la Universidad Nacional
Autónoma de México. Autor, entre otros trabajos, de "La Memoria
Herida" a propósito del tema de las violaciones a los Derechos Humanos, tema en el que es activo militante.
Como periodista participa en importantes medios de la prensa alternativa, del
Continente latinoamericano y de Europa..
Qué es selva viviente (Kawsak Sacha en
kichwa) se preguntaba una tarde de 2011 José Gualinga compartiendo chicha de
yuca bajo una
sombrita en Sarayaku, a pocos metros del río Bobonaza en la selva
amazónica de Ecuador. Y se respondía: Un espacio de los seres donde los pueblos
elevamos nuestras emociones físicas, sicológicas y síquicas. Por ejemplo, en
agosto la mayor parte de la gente está movilizada selva adentro, ya no en una
comunidad, sino en la selva, en una casita lejos. Ahí los niños, las mujeres,
todos, recrean, cogen su vida, se van a ver la masanga, los misterios. Esto te
fortalece y hace la hermandad, la unidad y el respeto a la naturaleza
(Ojarasca, octubre de 2011). Gualinga
presidía entonces el consejo de gobierno
en Sarayaku. Antes y después ha ocupado diversas responsabilidades en
representación de su pueblo en las organizaciones nacionales y ante el mundo.
Los de sarayaku derrotaron a una petrolera y al propio gobierno de Rafael
Correa. Son ejemplo viviente de que se
puede. Con la voz de su pueblo, Gualinga
ha viajado. No ignora las claves del ámbito global, ni las venenosas mieles del
primer mundo y los alientos mareadores de las cúpulas oficialistas en Quito,
pero sabe que en su lugar la vida es mejor, sin venenos y con la naturaleza. Los
kichwas de Sarayaku se pusieron las pilas, dejaron hablar a la tierra y viven
como ella dice. Es el territorio sagrado, no hay que destruirlo. La selva
viviente también es el espacio donde los
chamanes y los mayores transmiten su
conocimiento, la ciencia de la selva, cómo conocer los árboles, las plantas,
los peces, los animales, orientarse, soñar, tener visiones. Esa es nuestra
ciencia, la relación con este mundo. Un lenguaje de comunicación con los
animales. Gualinga hablaba del proyecto indígena amazónico, que a contrapelo
del capitalismo que ignora históricamente a los indios y sus opciones
existenciales, es de largo plazo, vale para hoy y para cuando hayamos muerto.
El futuro define
al presente.No lo contrario, como el no-proyecto neoliberal
que somete el futuro al presente. La propuesta la estamos desarrollando todas
las nacionalidades d el centro-sur de la Amazonía. La frontera es el territorio
kichwa y va al territorio achuar y shuar. Son 5 millones de hectáreas el
territorio indígena. El nororiente de la selva, Sucumbíos, Orellana, ya está
afectado pero acá sigue bien protegido, confiaba
Gualinga. Cuatro años después,
los pueblos de la Amazonía marchan de nuevo en las distancias ecuatorianas para
manifestar sus derechos y por su principio de existencia, en resistencia al
gobierno populista-extractivista de Correa (que ya había debido legislar sobre
los derechos de la Madre Tierra). “Como el gobierno amplía los bloques
petroleros, proponemos declarar a la selva viviente territorio sagrado de los
seres, donde nuestra vida se constituye. Proponemos planes de vida:
administrar
los recursos naturales de acuerdo a nuestra visión con bases de tierra fértil,
aplicar el conocimiento de los pueblos y el comportamiento social que hacen el
Sumaj Kawsay (buen vivir). Y dentro de eso vamos a usar los recursos naturales
con educación, salud y economía propias. La plataforma, el gran horizonte, es
mantener el Sumaj Kawsay, donde la naturaleza no esté contaminada sino libre”. Las
batallas que este pensamiento va ganando son significativas. En Argentina,
impresionado por los ejemplos de Bolivia y Ecuador, un ministro de la Suprema
Corte de Justicia escribió La Pachamama y el hombre (publicado por las Madres
de la Plaza de Mayo en 2012). El ministro Eugenio Raúl Zaffaroni acomete una
revisión jurídica
, filosófica y humanística, de Kant a Monod, sobre la relación
del hombre con la naturaleza y el mundo animal. Zaffaroni llamó a trabajar con
inteligencia en la búsqueda de una convivencia amable entre el hombre y la
Pachamama, la Madre Tierra, porque si siguen depredando los ríos, las montañas
y los animales que lo habitan, reportaba Página 12, el planeta va a seguir
viviendo, no se va a terminar, pero los que no vamos a seguir viviendo somos
nosotros, los seres humanos.
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